Todo esto, irresistiblemente, evoca la célebre frase atribuida a Still: « La estructura gobierna la función.» Este concepto se hereda directamente del pensamiento de Spencer : « Desde el enfoque holístico a los mecanismos de la fisiología, pasando por la electricidad y el magnetismo, la filosofía de Still está impregnada de alusiones a la filosofía spenceriana, haciendo hincapié en los temas preferidos por Spencer, como son la causalidad natural, o causa y efecto, la mutua dependencia de las partes, la estructura y la función, los efectos del uso y el desuso, el concepto de materia, movimiento y fuerza, así como el termino “Incognoscible”, refiriéndose a Dios.» (Trowbridge, 1999, 163.) Recalquemos, sin embargo, que aunque esta lacónica frase resume bastante acertadamente uno de los conceptos fundamentales de la osteopatía - la relación de la estructura y de la función - , no se encuentra formulada de esta forma en ninguno de los escritos publicados de Still…Por otra parte, enunciado así, el concepto resulta ambiguo, principalmente por el uso de la palabra gobierna, cuyo sentido se ha alterado considerablemente con el paso del tiempo. Esta ambigüedad ha llevado a más de un osteópata a conceder a la estructura más atención de la necesaria. Gobernar, nos dice Larousse, es dirigir con la ayuda de un timón. Mientras que, la función de un timón es la de orientar hacia una dirección, no la de empujar. Dicho de otra forma, la fuerza, la potencia motriz viene del motor, un sistema independiente del timón. En lo viviente, la estructura orienta la pulsión vital, pero la potencia proviene de la vida. Por tanto, es la vida la que debemos comprender. Para las necesidades de  nuestra “modelización”, vamos a definir estructura y función:

La estructura: en el reino de lo vivo, la estructura es una organización material destinada a orientar la pulsión no específica de la vida hacia manifestaciones específicas, como son las funciones, con el objetivo de satisfacer las necesidades particulares en relación a la supervivencia del organismo.
La función: es la pulsión vital, no específica, canalizada y dirigida por una estructura para convertirse en específica, con el objetivo de resolver uno o varios de los problemas particulares relativos a la supervivencia del organismo.

Un sistema de consciencias organizadas

Como hemos considerado a la célula como una consciencia que determina un espacio limitado por una membrana y centrado sobre un fulcro, podemos considerar el cuerpo como una organización de espacios y de límites, centrados sobre fulcros. Un espacio organizado de consciencias o un espacio de consciencias organizadas… Esta yuxtaposición de espacios limitados acaba por constituir volúmenes y por tanto, formas*, manifestando la totalidad un movimiento permanente de expansión/retracción, manifestación perceptible de la vida.

El cuerpo se convierte entonces en un conjunto líquido pulsátil rítmico (expansión/retracción), organizado por un sistema de tabicación fibroso (membranas, fascias), centrado mecánicamente sobre el fulcro de Sutherland.En esta consideración, la primera estructura organizadora es la duramadre que, por su inelasticidad, transforma el movimiento de expansión/retracción tisular multidireccional, creando puntos de restricción de movimiento y zonas de libertad. De esta forma, la duramadre gobierna el sistema, organiza su mecánica. Es la que permite la aparición de movimientos diferenciados en el sistema cráneo-sacro-vertebral, en lo que conocemos desde Sutherland como movimientos de flexión/extensión de los huesos impares y mediales y de rotación externa/rotación interna de los huesos pares y periféricos.

Sabemos igualmente que en el tiempo de expansión del sistema, la flexión/rotación externa de las estructuras situadas en el eje cráneo-sacro-vertebral, induce un descenso de todos los tejidos periféricos insertados directamente a la base del cráneo o a la pelvis, el ascenso se induce durante la retracción provocando la extensión/rotación interna. Pero estos mismos tejidos periféricos, huesos incluidos, al estar ellos mismos vivos, poseen una pulsación rítmica que les es propia - una motilidad -, y que manifiestan individualmente en el seno de este movimiento colectivo, lo cual han puesto en evidencia Barral y Mercier en su enfoque visceral. Según la atención y la intención que utilicemos para controlar nuestra percepción, percibiremos preferentemente uno u otro de estos movimientos, los cuales son, recordémoslo, coexistentes. Estos diferentes movimientos son hoy día, bien conocidos por los osteópatas, que han intentado codificarlos. Nosotros los vamos a considerar como integrados dentro de movimientos más generales, testimonios relativos de fenómenos más absolutos vinculados a la vida misma y a su manifestación.

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